domingo, 16 de septiembre de 2012

Estudio de un carrusel: la novedad de la rutina (o de girar picaportes)

I'm just sitting here
Watching the wheels go round and round
I really love to watch them roll
No longer riding on the merry-go-round
I just had to let it go

JOHN LENNON.

Dice Cortazar, ruega Cortazar:

Negarse a que el acto delicado de girar el picaporte, ese acto por el cual todo podría transformarse, se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano.  Hasta luego, querida.  Que te vaya bien.

Hasta luego, querida, que te vaya bien, un día más. Mañana, lunes, empezamos de nuevo. Hasta luego, hasta ahora. Ya estamos aquí. En Septiembre siempre pasa lo mismo: el estallido breve de la novedad. Y después, la rutina. Ya sabéis que la rutina es mi obsesión, como el color gris, Los Beatles y el café bombón. Hablo de la no-rutina, por supuesto. Encontrar lo mágico, lo único, dentro de lo cotidiano. Eso es mi filosofía de vida, además de las canciones de George Harrison. Y los picaportes: los picaportes también se van a convertir en una obsesión, en una metáfora perfecta para esta no-rutina que inauguré hace ya tres años, cuando iba a cambiarme de cole, cuando todo iba a comenzar. Los picaportes, dice Cortazar, son lo más cotidiano del mundo; también lo dice Muñoz Molina, y esto sí que es palabra de Dios: en su relato La gentileza de los desconocidos se descubre a un asesino por la forma en que abre las puertas:

—Fue la manera en que usted abrió la puerta. Usted nunca había entrado en la cocina hasta hoy ni había manejado los pomos de esta casa. Quiero decir, en mi presencia. Los pomos se giran hacia la izquierda, y en vez de empujar las puertas hay que tirar de ellas. Abrir puertas es uno de los actos que más repetimos en nuestra vida, amigo Quintana, uno de los más instintivos.

Un picaporte, un pomo: en tu casa los giras día a día, igual que podrías esquivar esa pequeña curva de tu pasillo con los ojos cerrados. Pero un picaporte que gira te puede llevar a cualquier sitio: sí, al día a día, pero también a todas y cada uno de los pequeños cambios que están escondidos tras esa aparente normalidad (o (no)normalidad, si lo preferís). Qué bonitas son las puertas, las ventanas, pero qué bonitos son los picaportes. Un acto delicado que puede cambiar nuestra vida.

Esta es la esencia de la no-rutina: sorprenderse en lo cotidiano, sacar provecho de los pequeños actos repetitivos, saber que, en algún momento, en algún instante, algo puede cambiar, puedes coger un bus hacia cualquier sitio, sin saber que estás yendo a casa. I was alone, I took a ride, I didn’t know what I would fine there; another road where maybe I can see antoher kind of mind there, dice Paul McCartney: a dónde voy, quién sabe, nunca sabes lo que te depara el calendario, o la silla en la que te sientas una tarde, o el camino que tomas todos los días para llegar a la universidad. A John Lennon le reprocharon que llevaba tiempo sin componer; él respondió con Watching the Wheels: tan solo estoy viendo las ruedas girar y girar, el carrousel cambiar de color, de velocidad, de participantes, estoy viendo el tiempo pasar; soy feliz así. Encontrar en lo cotidiano el motivo para continuar; John dice: no tengo prisa, estoy solo haciendo tiempo. Sí, porque en cualquier momento puede ocurrir, ¡chas!, un estallido, el estadillo breve de la novedad, la novedad en la rutina, la novedad de la rutina.

El devenir de lo cotidiano es maravilloso, porque sin ese devenir constante, repetitivo, automático no habría lugar para cambios. La rutina como base para lo nuevo, para lo mágico. Algo así decía Nietzsche, ¿no? Aunque también decía otras muchas cosas, creo que tú ya lo sabes. La rutina como potencia, como potencialidad, como lo que está por venir, lo que se acerca poco a poco hacia a ti, con paso seguro, desde el otro lado de la esquina, desde el otro extremo del mundo.

Feliz inicio de curso a todos.
Dejaos sorprender.

(Firma, muy feliz)
Natalia.

3 comentarios:

Unknown dijo...

¡Y aquí tenemos, sorprendentemente, a la pedorra de siempre! Qué genial es poder leer tu felicidad entre lineas diciendo que todo va bien y que te gusta este camino sin querer pero sin dejar de ser cómplice. Sigue adelante, Nata.

We're on our way home ^^

Cel dijo...

Muy bonito Nata, siempre sorprendiendo con cosas tan banales que podrían ser unos simples picaportes, a ver qué sorpresas nos trae esta nueva rutina, muchos besines (:

ealentir dijo...

A mi también me encanta septiembre. Cuando pienso en agosto oigo en mi cabeza el verano de Vivaldi y eso hace que me falte el aire para respirar. Septiembre es una brisa que limpia, es ver de nuevo el color de la luz.

En septiembre he empezado a leer este blog lleno de alegría y sensibilidad.

Espero que aún siendo tan joven, te conviertas en mi Matilda Mother particular.

Oh Mother, tell me more.
Why'd'ya have to leave me there
Hanging in my infant air
Waiting?
You only have to read the lines
They're scribbly black and everything shines.